Bioclimatizadores
 
 

RUBÉN CABECERA, un nuevo lector del blog, me propone que explique en un nuevo artículo mi opinión sobre los CLIMATIZADORES, como continuación de mi artículo reciente sobre los ventiladores. Dice “…que para mí son una suerte de ventiladores-evaporadores basados en el concepto «botijo…», Razón tiene RUBÉN, y como su solicitud puede interesar a muchos lectores, voy a explicar mi experiencia con estos aparatos así como su funcionamiento. Podéis leer el comentario completo de RUBÉN aquí y aprovechar para conocer también su propio blog, del que he leído algunos artículos y me han parecido brillantes. Seguro que os interesarán…

Comenzaré diciendo que efectivamente, tal como dice Rubén, los climatizadores son una especie de simbiosis entre un ventilador y el efecto botijo. Pero permitidme antes que os cuente cómo conocí estos singulares y poco conocidos aparatos y mis primeras impresiones sobre los mismos.

Fue en los años 90. Entre las empresas que atendía mi organización de Asistencia Técnica de electrodomésticos a nivel nacional, estaba EL CORTE INGLÉS. Le atendíamos la Asistencia Técnica de unas cocinas y encimeras fabricadas en Italia y que vendía ECO con marca propia, y unos lavavajillas. Un día me llamó una persona diciéndome que deseaba hablar conmigo, por indicación de la Dirección de Compras de electrodomésticos de EL CORTE INGLÉS. Se trataba de explicarme un nuevo aparato para “acondicionar” el aire, a bajo coste, que lo había ofrecido a los grandes almacenes y allí le exigieron contar con una organización de posventa para iniciar las conversaciones sobre la posible compra de esos aparatos. Le dieron mis datos y que si yo aceptaba, que volviera a ponerse en contacto con ellos para seguir las conversaciones.

Siento no recordar el nombre del interesado. La cuestión es que vino a verme y empezó a hablarme de estos aparatos: los climatizadores. Me describió su funcionamiento y me dijo que los había visto en Australia, que allí sustituían perfectamente a los aparatos clásicos de aire acondicionado, a menor coste, sin instalación, con menor consumo y además, ecológicos. Era mi primer contacto con estos aparatos y le pedí una muestra para estudiarla antes de comprometerme a llevar la asistencia técnica. No quería sorpresas… Me envió un aparato, lo estudiamos, lo ensayamos, y finalmente me convenció. Le dije que no tendría ningún inconveniente en atender la posventa y que lo iba a comunicar a ECI, como así hice. No supe de sus tratos con los grandes almacenes, pero lo cierto es que nunca más supe de él ni de su proyecto. No sé si no llegaron a acuerdos por precios, por desconfianza al modelo, por exclusividad o por otras razones. El aparato muestra quedó en nuestro almacén y estuvimos un tiempo usándolo para refrescar el ambiente.

Antes de entrar en materia sobre el funcionamiento de estos aparatos, vamos a ver en qué principios físicos se fundamentan. Como bien dice Rubén, la técnica de funcionamiento es parecida a la del botijo. Pero… ¿Cómo enfría el agua el botijo? Lo explique en mi artículo de fecha 7 de Agosto de 2010 por lo que voy a copiar directamente aquel mismo texto. Decía así:  

“Hay otra curiosa y sabia aplicación de este efecto físico de la evaporación, que la sabiduría popular ha sabido aplicar desde tiempo inmemorial: el botijo. Construido con barro cocido poroso, su funcionamiento se basa en que el agua del interior se va filtrando hacia la superficie exterior, desde donde se evapora el agua exudada, requiriendo para ello importantes cantidades de calor que “absorbe” de la superficie e interior del botijo, enfriando el agua.” Añado que si el botijo se cuelga de un árbol o se pone frente a una corriente de aire, es mucho más rápido y efectivo, puesto que va renovando la corriente de aire el húmedo situado alrededor del botijo, saturado de humedad, y sustituyéndolo por aire más seco, que absorbe más rápidamente la humedad que necesita para evaporarse y enfriar…»

Este efecto enfriador del aire húmedo lo notamos igualmente cuando sudamos y nos ponemos en una corriente de aire: el sudor se evapora más rápidamente y para eso necesita extraer calor de nuestro cuerpo, de nuestra piel. Igual que al salir del mar o la piscina, notamos frío porque el agua de nuestra piel se evapora tomando calor de nuestra cuerpo. 

Estos fenómenos descritos tienen aplicaciones curiosas y muy prácticas: además de los clásicos abanicos de toda la vida, que agitan el aire a nuestro alrededor para renovarlo por otro menos saturado de humedad  y favorecer la evaporación del sudor, está el legado árabe de las fuentes en los patios de Andalucía, cuyo máximo exponente son las de la Alhambra, que se basan en el mismo principio: el agua en forma de diminutas gotas se evapora absorbiendo el calor del aire ambiente, con lo que refresca el entorno. 

Recuerdo que hace bastantes años, en las autopistas francesas, en algunas áreas de servicio, me sorprendieron unas duchas enormes que rociaban de agua pulverizada y que al pasar por ese ambiente húmedo refrescaba en esa zona. Al pasar bajo ellas, el efecto refrescante era notorio. Esto mismo lo observé en la EXPO Sevilla 92: en pleno Agosto el calor era insoportable. Había una zona de buenas dimensiones donde se vaporizaba agua, como si fueran surtidores. Y al meterse en esa zona de microclima el efecto refrescante era excelente.

Ya tenemos pues los antecedentes del sistema empleado en los Bioclimatizadores: hacer pasar aire por unos filtros mojados, con lo que el aire sale con partículas pulverizadas de agua que al evaporarse absorben calor, refrescando el ambiente. Así de sencillo. Y así de efectivo. 

En refrigeración se dice que la diferencia de temperaturas entre el exterior y el interior climatizado, por ejemplo, con aire acondicionado, no debe ser superior a 12 ºC. Eso significa que si en el exterior hay 38 ºC, por ejemplo, en el interior, con los aparatos de aire acondicionado, no es bueno para la salud que la temperatura baje de 38-12 = 26 ºC. Por lo tanto, poner con esa temperatura exterior una temperatura interior por debajo de 26 ºC puede llevarnos a problemas de salud por los contrastes. Pues bien, ¿Cuánto pueden enfriar el ambiente los bioclimatizadores? Pues eso: hasta 12 ºC menos.

Mucho me temo que con estos prolegómenos me he extendido demasiado y no quiero cansaros más por hoy. No sé si algunos pensaréis que me extiendo en demasiadas explicaciones, pero prefiero hacerlo así que soltar una sola frase que unos comprenderían y otros no. Prefiero pecar de pesado pero que comprendáis bien con ejemplos estos fenómenos. Dicen que el saber no copa lugar…Yo digo que es así pero para hacer entender bien las cosas a veces se necesita mucha escritura. Por eso lo dejó por hoy y en mi próximo artículo os explicaré en qué consiste, cómo funciona y muchos más datos de estos aparatos tan interesantes. También de sus aplicaciones, pues no solo existen aparatos elementales, para enfriar una estancia, sino también capaces de enfriar una vivienda completa unifamiliar, adosada o pareada. (Por cierto, no confundir nunca «casas pareadas»(casas con una pared común) con casas «apareadas», pues por lo que yo sé de esa materia, para «aparearse» se necesita un macho y una hembra, y yo no conozco ninguna casa-macho ni casa-hembra, aunque la palabrería la he visto escrita multitud de veces…)

Por último, si me lo permitís, os recomiendo de nuevo que le echéis un vistazo al blog de Rubén Cabecera: tiene unos artículos realmente interesantes. Entrad y comprobarlo.

5 comentarios en «Bioclimatizadores: enfriar el aire con poco coste y de forma natural (I)»
  1. Gracias por la explicación, pero en éste y muchos artículos, Antonio, al final no me entero si criticas el invento o lo alabas.

  2. Buenos días, JOSÉ,

    Yo expongo las ventajas y los inconvenientes. Cada uno debe situarse en su caso y estudiar si le interesa el sistema. En mi caso, y en mi casa, yo prefiero la instalación de bomba de calor, Pedro cada caso es distinto.

    Saludos cordiales

    Antonio Vazquez

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