Las Etiquetas Energéticas que obligatoriamente deben incluirse en cada uno de los electrodomésticos que se vendan en la Unión Europea tienen como finalidad informar a los compradores de las características técnicas del aparato, para que pueda ser comparado con otros en el momento de decidir la compra y que ésta sea la más adecuada y la que más interesa al consumidor.

No solamente la Etiqueta Energética va incluida en cada aparato, sino que es también obligatorio que en los aparatos expuestos, figure en lugar bien visible su Etiqueta.

Las Etiquetas Energéticas son idénticas en su formato para la misma clase de producto, por lo que es muy fácil al usuario comparar la Eficiencia Energética de los diferentes aparatos a la venta, su consumo de agua, su nivel de ruido, su Eficacia y aptitud a la función, su capacidad, etc.

Todos los datos que contienen las Etiquetas se basan en los ensayos normativos establecidos por la Unión Europea, comunes para todos los países, y verificables a través de controles, como veremos en otro capítulo, si bien en principio es el propio fabricante el que evalúa y determina los datos derivados de sus propios ensayos.
En el momento de su creación, las Etiquetas contenían siete tipos de Clases Energéticas, si bien recientemente la Unión Europea ha ampliado, estas clasificaciones para varios aparatos, añadiendo hasta tres nuevos tipos, de mayor eficiencia que la máxima antigua Clase A.  Estas son las tres nuevas clases: A+, A++ y A+++.
Así pues, la nueva clasificación Energética de 10 Clases se crea para los siguientes aparatos:
  • Frigoríficos y congeladores
  • Lavadoras
  • Lavavajillas
  • Vinotecas
  • Televisores
Los demás aparatos, de momento siguen con las siete clasificaciones existentes hasta ahora.
En el próximo artículo de esta serie (el cuarto) hablaré de los contenidos de las Etiquetas