En la primera entrega de este artículo, fechada ayer, comentaba el engaño y el fraude masivo producido a los consumidores españoles por parte de algunos fabricantes, importadores y comercializadores de electrodomésticos que solicitaban al IDAE la inclusión en sus listas de eficiencia energética A ósuperior, sin serlo realmente. Este engaño y consiguiente fraude había afectado al 75 % de los aparatos inscritos en las lista mas eficientes de IDAE y al 33 % de los llamados productores (fabricantes, importadores y comercializadores de electrodomésticos.
 
Decía también que el culpable de que se produjera este fraude ha sido quien tenía la responsabilidad legal y oficial de controlarlo, que es el Ministerio de Industria, que ahora, después de cinco años de engaños y fraude, publicita que el IDAE “endurece sus controles” para evitarlo, con lo que se sigue puntualmente la norma de este gobierno de darle la vuelta a sus errores para transformarlos en aciertos contundentes (ha endurecido los controles!) cuando lo que ha hecho hasta ahora es no preocuparse en absoluto de controlar lo que era su obligación.
 
Voy a seguir comentando la nota de prensa donde la dejé ayer. Veamos el siguiente punto:
 
Para que quede bien claro que el engaño y el fraude afectaban al 75 % de los aparatos que debía controlar el citado Ministerio e Industrias, tomo los datos de aquella nota de prensa: DE 12.000 modelos de aparatos incluidos en sus listas de mayor eficiencia energética (A o superior), en 9.000 era falsa.  ¿Está claro pues que el engaño afectaba al 75 % y solo el resto, 3.000 aparatos, tenía c orrecta la clasificación energética de A o superior?

Lo mismo ocurre con los “productores”, que eran 60 y han quedado reducidos a 20. ¿No representa esto que los “malos” eran el 66 % y los “buenos” solo el 33 %?
 
Las referencias de los aparatos más eficientes, contenidas en las listas del IDAE eran las utilizadas obligatoriamente por las Comunidades Autónomas para subvencionarlas compras de aparatos más eficientes mediante los planes Renove. O sea, que se han subvencionado la mayoría de aparatos vendidos, que no eran más eficientes. . ¿No es esto un fraude efectuado por tales productores y digamos que “posibilitado” por el IDAE, que era el estamento oficial gubernamental encargado de controlarlo?
 
Se dice ahora en la nota de prensa “A lo largo de su historia, han sido varios los casos de fraude detectados y las denuncias interpuestas por el IDAE  y por ANFEL , asociadas a declaraciones incorrectas de determinados productores
 
¿Cuántos son los “varios casos” detectados a lo largo de cinco años por el IDAE y por ANFEL? ¿Son cinco, diez, cien o hasta mil casos? ¿Y los otros 8.000 que no fueron detectados? ¡Vaya coladero!
 
¿A cuánto asciende la estafa? Vamos a calcular el año 2009. Se han vendido, incluido el aire acondicionado, unos 7 millones de aparatos electrodomésticos de línea blanca de los que tienen clasificación energética. Algunos, como encimeras, cocinas, pequeño electrodoméstico, estufas o radiadores eléctricos, etc, no tienen clasificación energética, y por tanto, no han sido incluidos en la cifra de ventas.
 
De los 7 millones de aparatos, vamos a contar que un 50 % fueran de clase energética A o superior. Serían 3.500.000 aparatos. De estos, solo el 25 % son efectivamente de clase energética alta. El 75 % restante, son 2.625.000 aparatos en los que se ha producido fraude por parte de los “productores”. Si contamos que se han beneficiado de un precio superior, por mayor eficiencia energética (que no era tal) de 100 euros por aparato, la cantidad defraudada en el año 2.009 sería de  262 millones de euros. Solo en el año 2.009. Si multiplicamos por 5 años nos sale un fraude total de 1.310 millones de euros.
 
Esta cifra ha sido estafada directamente a los consumidores que han comprado los aparatos creyendo que eran de clase energética A o superior y era mentira. Y el estamento oficial IDAE, a quien correspondía verificar la clase energética, no lo controló o lo hizo insuficientemente. Y a pagar los consumidores y a seguir gastando energía como aparatos de clase inferior, que es lo que son realmente.
 
Yo me pregunto: Si había registrados 12.000 aparatos como A o superior y han quedado solo 3.000, los 9.000 restantes se sabe a qué “productor “pertenecían, ¿No? Y entonces, ¿Por qué no se les reclama y se les multa por el fraudecometido? Esta Administración que sufrimos es rapidísima e inamovible a la hora de multar por excesos de velocidad, por fumar, por beber, por hablar, por escribir…su obsesión es prohibir. ¿Por qué no prohíben –y multan- a sus responsables políticos cuando, con su negligencia o desidia permiten un fraude de 1.300 millones de euros, robados directamente del bolsillo de los consumidores por empresas concretas y que son perfectamente identificables por ellos?.
 
Pero no acaba aquí la cosa. Queda por calcular el fraude que continúa después del cometido con los consumidores. Se trata de las bonificaciones o descuentos en la compra de los aparatos escogidos a los planes Renove, que cuestan, por cada aparato, unos 100 euros de rebaja que paga el Estado.
 
Pero claro, como decía aquella ministra, este tipo de dinero no es de nadie, pues lo pone el Estado… ¿Cómo que no es de nadie? ¿Quién  lo ha puesto sino el sufrido contribuyente, tu, yo, el vecino..?. La primera función y más importante de un gobierno es emplear correctamente el dinero recaudado. Cosa que, evidentemente, este gobierno no hace.
 
Volvamos al tema. Cuántos planes Renove ha habido y durante cuántos años? No conozco el dato, pero lo que está clarísimo es que el importe estafado en los planes renove ha sido del 75 % de su coste total, pues ¿No es cierto que el 75 % de los aparatos estaban sobreclasificados?. Lo han dicho desde el IDAE…Yo calculo por encima de otros 1.000 millones de euros..
 
Pero estamos en España, y aquí nunca pasa nada. Se cierran los ojos ante el fraude aunque sea multimillonario, consentido por incompetentes, que seguirán con la sopa bonba..Ni siquiera se ha publicado este escándalo por la prensa amordazada ni por las televisiones controladas.. En un país Democrático normal, “el que regalaba bombillas” no estaría ya en disposición de poder hacerlo nunca más.