Ayer, día 12 de Abril de 2.012, venía un artículo en “La Contra” (última página) del periódico LA VANGUARDIA, de título “Todos los aparatos electrónicos están programados para morir», donde se entrevistaba a BENITO MUROS, que afirma que la “Obsolescencia programada” existe.
 
Yo estoy en total desacuerdo con esa afirmación. Es FALSA, al menos en lo que a cualquier tipo de electrodomésticos se refiere, que es el campo que yo conozco.
 
Antes de seguir quiero agradecerle a VICTOR, de Viladecans (una ciudad a unos 15 kms. de Barcelona), lector habitual de este blog, que había leído mis cuatro anteriores artículos sobre este tema y al ver este artículo de LA VANGUARDIA me ha informado del mismo y me pregunta: ¿Qué opina Vd?
Ya lo he dicho, amigo VICTOR: esa afirmación es absolutamente FALSA, especialmente en el mundo de los electrodomésticos (lavadoras, lavavajillas, frigoríficos, hornos, encimeras, pequeño electrodoméstico, etc.)
Se trata, todo el contenido del artículo, de lugares comunes que unos no tienen ninguna base científica, y otros son teorías trasnochadas y carentes de base, que de mucho repetir (esta es la enésima vez que leo, los mismos argumentos, que se van copiando y difundiendo de los originales) al final hay quien se los cree.
Ya decía JOSEPH GOEBBELS, ministro de propaganda de ADOLF HITLER, que «una mentira, repetida mil veces, se transforma en verdad». Yo añadiría: se transforma en verdad para quien no conozca el tema. Y por eso, amigos, quiero daros mis argumentos sobre la falsedad de estas afirmaciones que, repito, en los electrodomésticos, que es el campo que yo conozco, no son ciertas. Algunos de estos argumentos los repetiré, pues ya estaban comentados en mis cuatro artículos antes citados, que llevaban por título ¿Duraban más los electrodomésticos antes que ahora…
Quien quiera ver todo el artículo citado de LA VANGUARDIA, ya he puesto antes el ENLACE hacia el periódico citado. Yo me voy a limitar a comentar las cosas más ´destacables, según mi criterio.
Primero diré que el entrevistado BENITO MUROS dice ser Licenciado en Económicas y dirige una empresa de tecnología. Comienzo con algunas de sus aseveraciones:
«Pero ahí está esa bombilla que lleva 111 años encendida.
Sí, en un parque de bomberos en Livermore (California). Decidí crear, junto con 22 ingenieros, una línea de iluminación aplicada a la tecnología led y contribuir a detener la locura de la obsolescencia programada.»
Aparte de la anécdota de la bombilla que dicen lleva 111 años encendida en un parque de bomberos (eso habría que verlo), dice el Sr. MUROS que junto con 22 ingenieros decidió crear una línea de iluminación aplicada a la tecnología LED y contribuir a detener la locura de la obsolescencia programada.”
Creo recordar que la tecnología LED (diodos emisores de luz) se creó en 1.962. De entonces acá se ha desarrollado de manera constante y hoy día no solo se emplea en iluminación, sino en televisores y otras pantallas. En cuanto a iluminación, los fabricantes garantizan una vida mínima de 50.000 horas a las bombillas LED «normales». Pero el Sr. MUROS dice en otro apartado:
«Otros fabricantes lo intentaron.
Hay una decena de patentes de bombillas con más de 100.000 horas de uso (entre 60 y 70 años encendidas), pero nunca han llegado a salir al mercado. Hay una organización que controla a los fabricantes de bombillas; no es oficial, pero yo doy fe de que existe.»
Vamos a ver: 60 ó 70 años encendidas…según mis cuentas eso correspondería a 525.600 horas encendidas (60 años) o bien 613.200 horas (70 años) y no 100.000 horas, que corresponden exactamente a 11,4 años. A menos que PITAGORAS, el padree de las matemáticas, me desmienta. O sea que…menos lobos…No entiendo cómo se les puede haber errado el cálculo a 22 ingenieros y un licenciado en económicas…… Y acto seguido, la pregunta del millón:
«¿Cuánto consume su bombilla? (le pregunta el reportero añ Sr. MUROS)
Ahorra un 92% respecto a las bombillas incandescentes y un 68,42% respecto a las de bajo consumo. En España, las compañías eléctricas tienen que fabricar 47 millones de megavatios al año que dan servicio a toda la industria. A la iluminación general se destinan siete millones de megavatios.»
El Sr. MUROS afirma que su genial invento de bombilla LED/MUROS ahorra un 92 % respecto a las bombillas incandescentes. Bien, las bombillas LED normales (Sin el gran invento) ahorran el 91,30 % (0,7 % menos que las extraordinarias del invento), y respecto al ahorro sobre las bombillas de bajo consumo, las bombillas LED normales ahorran hasta un 60,4 %.
Alguien puede pensar que estos datos que estoy contraponiendo a los del Sr. MUROS son inventados…Entonces es que veo el futuro, soy adivino. Porque el dia 15 de Agosto de 2.010 escribí mi artículo LEDs: la iluminación más económica del presente-FU… donde hablaba de las bombillas LEDs, incluyendo la tabla que confeccioné y que reproduzco aquí debajo, donde comparaba consumos y ahorro de los LEDs “normales” respecto a las bombillas incandescentes, de donde he copiado hoy los ahorros que he citado.. . Una de dos. O soy un visionario y sabía lo que iba a ocurrir, o alguna multinacional de la bombilla me tiene comprado, para que cuando saliera el invento, yo pudiera rebatirlo. Aquí está aquella tabla 
Tipo Bombilla:
Incandescente
Bajo consumo
LED
Eficiencia Lumínica
1
6,75
11,5
Lúmenes por vatio
13
90
150
      Consumo en vatios
100
14,4
8,7
Ahorro Eléctrico %
0%
85%
91,30%

Realmente no parece que el invento del Sr. MUROS haya revolucionado nada. Es prácticamente igual que las bombillas LEDs normales.  Queda por verificar la supuesta duración de 100.000 horas de sus bombillas, ya que, para confirmar esta cifra habrá que esperar que transcurran 14,4 años de la prueba práctica de longevidad de sus bombillas. El consuelo del Sr. MUROS es que no tendrá que esperar los 60 ó 70 años de sus erróneos cálculos.

No acaban aquí mis rechazos al artículo en cuestión. Me falta tratar los electrodomésticos y otras afirmaciones carentes de fundamento. Pero no quiero cansaros más hoy, amigos lectores. Mañana continuaré con el tema.

4 comentarios en ««Todos los aparatos electrónicos están programados para morir», según reza la “obsolescencia programada” FALSO, afirmo yo (I)»
  1. (Para el que llegue y no se dé cuenta: la letra en negro son enlaces.)

    Es cierto que el documental traiciona por un afán de publicidad pronta y rápida, pero es interesante como punto de partida para un debate sobre el asunto.

    Antes de nada voy a proceder a una definición de conceptos: el documental, entre muchos errores –y algunos aciertos–, aqueja de una suerte de anfibología al emplear el término «obsolescencia planeada», pues se emplea tanto para referirse a una supuesta ingeniería que limita la vida del producto como para el lanzamiento de continuas novedades que incitan al consumidor a desechar aquellos que ya poseía –y funcionaban sin problemas–. Recurro en primera instancia al diccionario de la RAE, recurso pedante a la par que esclarecedor:

    obsoleto, ta.
    (Del lat. obsoletus).
    1. adj. Poco usado.
    2. adj. Anticuado, inadecuado a las circunstancias actuales.

    Procedo por tanto a definir los siguientes conceptos a priori:
    Rotura programada: ingeniería concebida para limitar intencionadamente la duración del producto.
    Obsolescencia planeada: estrategia a medio plazo en el diseño y lanzamiento de productos que prevé la cualidad de obsoleto –estética, técnica o funcional– de una generación al ser relevada por la siguiente. Más que ingeniería, se trata de una estrategia de marketing.

    Ámbito de aplicación: productos manufacturados para el consumo doméstico.

    Una vez definidos los conceptos y su área de aplicación planteo la pregunta ¿realmente se llevan a cabo estas prácticas?

    En primer lugar, diré que no descabellado plantear esta cuestión. Los fabricantes podrían estar motivados a hacerlo: ninguno desearía ver disminuir sus ventas porque sus productos duren eternamente. Es más, Bernard London ya propuso esta idea en 1932 como salida a la crisis del ‘29.

    En segundo, contestaré a mi pregunta. Tanto la rotura como la obsolescencia planeadas se han practican; expondré ejemplos. La rotura planeada se puede realizar de dos modos:
    · Frecuentemente, controlando la calidad de piezas o materiales: como procuraba el cartel de bombillas Phoebus limitando la duración a 1000h, o las medias de lycra que al principio duraban mucho pero después no tanto ( Artículo del The Economist, párrafo 3).
    · Mediante limitaciones físicas en función del número de ciclos (poco frecuente): el ejemplo más infame, las impresoras Epson que incluyen un chip que las bloquea al alcanzar un determinado número de páginas imprimidas.

    Por otra parte la obsolescencia planeada es más una estrategia de marketing que, como ya he dicho, consiste en planificar la comercialización: añadir características ya diseñadas gradualmente, realizar cambios estéticos, campañas de publicidad que animan a la necesidad de un nuevo tipo de producto o la sustitución del ya existente por otro más a la moda o más eficiente, potente, etc. Las modas en el sector textil es el ejemplo más tradicional y conocido, pero también vemos que sucede lo mismo con el diseño de los coches o con las nuevas tecnologías.

    Por tanto la obsolescencia programada SÍ existe, aunque no es lo que la gente (o el susodicho documental) cree que es. Y la rotura programada también sucede, aunque en una medida mucho menor –casi anecdótico– pero no por ello digno de ignorar. En relación al post, estas dos afirmaciones son insuficientes para concluir en la generalización de que electrodomésticos de ahora duran menos que antes. Además, según los datos que usted aportó, no solo duran más sino que tienen unas prestaciones muy superiores a los de antes.

  2. Gracias MANU, por ti aportación. Dentro de unos días trataré ese tema en un nuevo artículo sobre la obsolescencia programada, pues no estoy en absoluto de acuerdo con el documental que citas.

    Saludos cordiales

    Antonio Vazquez

Los comentarios están cerrados.