Este artículo de hoy viene de la lectura del trabajo realizado por TERESA BELAIRE, en la revista de CONSUMER de EROSKI titulada “En la cocina, ¿Luz o gas?, del 13 de Septiembre de 2.016
La autora dice “Para ver qué sale más a cuenta entre vitrocerámica, inducción o gas, se debe tener en cuenta el tiempo y la energía que se ahorra entre fogones y el coste de las tarifas de luz y gas”. Se trata de un buen artículo, pero que, a mi entender, contiene algunos errores y ausencias. Por eso voy a añadir a los textos de la autora (en letra cursiva) los datos e informaciones que, a mi juicio, o no están completos o contienen errores o inexactitudes.
Como es habitual, comenzaré señalando los contenidos de este artículo:
- Introducción al tema
- ¿Cuál es la inversión inicial de la encimera que pongamos?
- Entonces, ¿Cuál es la mejor opción?
Vamos a desarrollar cada uno de los temas.
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Introducción al tema
Dice la autora:
“El uso de las placas de inducción y las vitrocerámicas se impone sobre la cocina clásica a gas. La estética, así como la seguridad de eliminar los fuegos, son valores que destacan para dar el salto a las soluciones eléctricas. Pero ¿también es una cuestión de ahorro? En este artículo se revisan los pros y contras de las cocinas de inducción, vitrocerámicas y encimeras de gas, en busca de la opción más interesante, tanto por comodidad como para el bolsillo”
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¿Cuál es la inversión inicial de la encimera que pongamos?
Dice la autora…
“Quien esté pensando en reformar su cocina es posible que se haya planteado cambiar los tradicionales fogones de gas por una cocina eléctrica; es decir, dejar de pagar el gas natural (o bombona de butano) para sumar este electrodoméstico a la factura de la luz. Ahora bien, ¿es una buena opción? Para empezar se debe tener en cuenta el coste del aparato; es decir, la inversión inicial que se debe asumir.
En la actualidad, se pueden encontrar encimeras de gas desde 75 euros, mientras que las eléctricas varían su precio en función de si son de inducción o vitrocerámica. Tanto unas como otras superan con creces el coste de la versión de gas. Para hacerse una idea, el modelo más económico que ofrecen los principales comercios parte de los 134 euros si es vitrocerámica (cuatro fuegos) y 219 euros en el caso de la inducción (tres fogones)”
La autora se olvida de otra posibilidad, que es la encimera de “CRISTAL-GAS”, que si bien funciona con gas, la placa que soporta los quemadores es de cristal, por lo que la principal dificultad del gas, y su rechazo, es la base del quemador, normalmente de acero, que se ensucia con extrema facilidad y que cuesta de limpiar. Si la base se pone de cristal, su limpieza es idéntica que la vitrocerámica de inducción: simplemente pasando una bayeta jabonosa se elimina la suciedad con la misma facilidad que la vitrocerámica de inducción. Observemos que insisto en la comparación con la vitrocerámica de inducción, que como luego explicaré, es muchísimo más fácil de limpiar que la vitrocerámica electica tradicional.
Lo dicho sobre este tema desmonta una parte del razonamiento de que los quemadores a gas son sucios y cuestan mucho de limpiar. En cambio su precio es inferior a la vitrocerámica de inducción e incluso a la vitrocerámica normal. En mi casa, además de la vitrocerámica de inducción, instalamos una de cristal gas de tres potencias y después de 7 años no tiene ni un solo rasguño: tan brillante como el primer día y limpiándola sencillamente con una bayeta jabonosa.
“Pero no solo debe preocupar el coste de la encimera. En el caso de decantarse por la modalidad de inducción, hay que sumar el menaje de cocina. En definitiva, un buen pico para empezar. ¿Valdrá la pena?”
Efectivamente, en el caso de la vitrocerámica de inducción hay que cambiar las sartenes y ollas pues es imprescindible que todos estos elementos tengan en su base partículas férriticas, ya que la inducción solo funciona cuando la base del recipiente es magnética,
A la pregunta que se hace la autora sobre los costes de ese nuevo menaje ¿Vale la pena? Mi respuesta sería que por supuesto que vale la pena. Cambiar todo el menaje de cocina a apto para la inducción cuesta menos de 100 € y las ventajas de la encimera de inducción sobre la vitrocerámica tradicional son importantes: facilidad de limpieza pasando simplemente una bayeta jabonosa para dejar el cristal vitrocerámico perfecto y limpio, y por otra razón que vale la pena tener en cuenta: Si cocinar con gas cuesta aproximadamente la cuarta parte que cocinar con electricidad, y las encimeras vitrocerámicas eléctricas de inducción consumen la mitad que las encimeras vitrocerámicas normales, además de su mejor aportación (a mi juicio): la facilidad de limpieza, cosa que en las vitrocerámicas normales nunca se consigue, poniéndose con el tiempo la superficie hecha unos zorros, por más “vitroclenes” que se le apliquen. Con el tiempo, esas placas quedaran exactamente igual que las “feas” del anuncio, por más producto y de la mejor calidad que se utilice.
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Entonces, ¿Cuál es la mejor opción?
Dice la autora:
“La instalación de cocinas de inducción ha crecido bastante pese a su precio. Esto se debe a que, entre sus virtudes, destacan por ser las más rápidas en calentar la comida sin emitir calor residual. Por lo cual, se requiere menos energía eléctrica, menos tiempo de dedicación en la cocina y, además, uno evita quemarse si apoya la mano en un despiste. Por otro lado, se les atribuye ser sencillas de limpiar, así como un mantenimiento menos concienzudo que para las de gas”
Entre las virtudes de la vitrocerámica de inducción, está, efectivamente, la que dice la autora: es más rápida. Se tarda menos tiempo en cocinar. Sin embargo, lo que dice de que “…cocina sin emitir calor residual” creo que no está suficientemente explicado. En realidad lo que sucede es que en la encimera vitrocerámica tradicional la energía eléctrica consumida se emplea para calentar la propia placa de cristal de la encimera y ésta calienta luego el fondo del recipiente por conducción y a su vez, el fondo del recipiente calienta la totalidad del recipiente y su contenido. Por estas razones y no otras se ahorra energía alrededor de un 45-50 % en la vitrocerámica de inducción respecto a la tradicional.
En cuanto a la afirmación “además, uno evita quemarse si apoya la mano en un despiste” refiriéndose a que la placa vitrocerámica está muy caliente pero no así la de inducción…Pues yo “no pondría la mano en el fuego” (en la vitrocerámica de inducción) puesto que la autora se olvida de que el funcioinami8ento de la inducción es “pasar” el calor directamente al recipiente (sartén, olla, etc,), sin calentar la placa, pero cuando ese calor pasado al recipiente y éste a su vez lo pasa a la comida que se está cocinando, ese conjunto caliente ya, pasa a su vez una parte de calor a la la placa de inducción. Por eso digo que si haces lo que dice la autora, posiblemente te arrepientas y te acuerdes “de alguien” al quemarte.
“No obstante, si la duda está entre poner cocina de gas o vitro, hay que tener en cuenta otros aspectos. Las de gas son más inseguras, puesto que se añade el factor fuego en la cocina. Por otro lado, exige revisiones periódicas para evitar posibles fugas. Sin embargo, es la opción que conlleva menos consumo energético, ya que calienta más rápido que la vitrocerámica. En cambio, esta última es más sencilla de limpiar”
Las placas de gas tienen un termopar de control de seguridad que cierra automáticamente el gas si en la encimera se apaga la llama. Respecto a las revisiones obligatorias anuales de los aparatos a gas, son necesarias, y obligatorias para la seguridad de las instalaciones de gas y son gratuitaspues ia compañía suministradora del gas es quien se ocupa de ello.
En cuanto a la afirmación de la autora “. Sin embargo, es la opción que conlleva menos consumo energético, ya que calienta más rápido que la vitrocerámica. No es correcto decir que consume más energía porque calienta más rápido, por lo que no sería lógico es contratar el gas natural solo para unas placas de cocina, a menos que se utilice mucho la cocina.
Respecto a lo que dice “…se les atribuye ser sencillas de limpiar, así como un mantenimiento menos concienzudo que para las de gas”. Eso es correcto, menos en el caso de las placas de cristal-gas, ya descritas, que tienen las mismas ventajas sobre la limpieza que las de inducción, y además son más económicas no solo de compra, sino de consumo (la mitad de coste de consumo que las de inducción y la cuarta parte que las vitrocerámicas normales.
Espero que mis observaciones hayan servido para concretar algunos puntos no aclarados por la autora en su interesante artículo.